El triatleta español Nil Riudavets confesó que sabía que podía «luchar» por la medalla de bronce cuando afrontó la carrera a pie, su «punto fuerte», de la prueba de PTS4 de los Juegos Paralímpicos de París, y recordó que tras «tres años odiando el deporte» tras perder un brazo en un accidente precisamente haciendo triatlón, ahora este le había «regalado este momento».
«La verdad que mi punto fuerte es el correr. Me he bajado sexto en la bici, a 45 segundos del podio y sabía que lo podía luchar, que llegaba muy fuerte corriendo, pero estaba muy cansado. Tenía que estar muy concentrado, hacer mi carrera y ver hasta dónde podía llegar», relató Riudavets a los medios.
Así, el menorquín fue «pasando a gente». «Primero he pasado al británico, después al primer francés y después al último francés. Iba remontando poco a poco y he podido llegar hasta el tercer puesto. Nos hemos jugado un esprint agónico los últimos 200 metros para poder conseguir este tercer puesto», remarcó.
«Ha sido increíble poder correr en este entorno, acompañado de mi familia, de mi pareja, de mis amigos que estaban allí animando», prosiguió el balear, al que le venían a la cabeza «muchos momentos muy complicados» relacionados con el accidente que tuvo hace cinco años durante un triatlón y en el que podrían haber «perdido perfectamente la vida».
Sin embargo, «por suerte», sólo se llevó su brazo derecho. «Tuve que adaptarme a la situación y pasar el duelo. Estuve tres años odiando todo lo que era deporte y sobre todo triatlón. Y al cabo de tres años conseguí perdonarme, decidí intentar ir a los Juegos Paralímpicos y estar aquí en este entorno compitiendo contra gente que tiene una discapacidad. Al final esto es solo deporte, intentar ser lo más competitivo posible y el deporte me ha regalado este momento, me ha regalado una medalla y es increíble la verdad», aseveró.
Riudavets «aún» no era «consciente» de su éxito. «Creo que cuando vea a mi pareja y a mi familia me voy a desmontar y voy a ser consciente de haber conseguido una medalla de bronce en unos Juegos Paralímpicos en una categoría tan complicada como es PTS4 que al final hay mucho nivel y se tiene que luchar hasta el último metro», apuntó.
«Quiero agradecer sólo a mi familia, mis amigos que están aquí y a mi pareja que ha tenido que aguantar muchas cosas y ha visto mi peor cara. Al final, siempre que estás pasando un duelo tienes una sensación de no estar cómodo en ningún momento, de no saber quién eres, de haber perdido totalmente la identidad y la mirada y cuando te recuperas eres muy feliz y te sientes muy afortunado de la gente que ha estado durante todo este proceso. Esto va por ellos, por mi entrenador que también me ha ayudado un montón, por Alex (Sánchez Palomero), que me ha estado apoyando durante todo este proceso», concluyó.